Llegó febrero, empieza el carnaval.
Nos juntamos para sacar la murga pero...
algo se ha perdido...
el bombo no marca el ritmo
los cantores perdieron el pulso
los bailarines se enriedan en sus propias piernas...
Es que... no se escucha el latido del bombo corazón...
Hilando glosas, canciones y bailes de la murga porteña vamos armando esta historia sobre valores perdidos u olvidados, dejados de lado por la velocidad y voracidad cotidiana, pero que en algún lado los tenemos, guardados, gastados, algo nublados y que iremos reencontrando, alegremente reconociendo como propios y anhelados.